Emplazamientos privados

¿Nos la podemos comer después?, fue la pregunta que escuché más veces sobre la función de la fruta. A cada equipo se le entregó una piña, un coco, una guanábana, seis calabacitas, zanahorias, kiwis, papas, betabeles y lichis. Algunos equipos aprovecharon la incertidumbre para formar con las frutas personajes en una acción de transformar una duda en un juego.
La acción consistió en trabajar un texto codificado en símbolos que ellos como equipo acordaban. Los símbolos servieron para entretejer una red de complicidad, de ingenio respecto a la concreción de ideas en formas; Cómo representar la idea de la muerte, del amor y la amistad sin las clásicas formas de representación. Fueron las actividades que entablaron el dialogo y que permitieron que poco a poco los participantes, fueran levantando la voz. Después esas formas tenían que encontrar solución plástica a través del uso de sellos trabajados en las frutas.












El primer ejercicio consistía en entrar al aula con los ojos vendados y recostarse en el piso, demoraron mucho en vendarse los ojos, y aún más en tomarse de la mano. Los que podíamos ver ayudamos a que todos formaran un semicírculo sentados en el suelo. La única persona que quiso recostarse fue Yuriko. Privarlos de la vista fue un ejercicio muy bueno para lograr bajar la cantidad de estímulos que regularmente generan distracciones. Ulises comenzó a pasar los distintos sonidos de ambientes: selvas, bosques, playa, desierto, todos en calma se concentraron en escuchar.
Morelos, Ulises y Ana Belén les propusieron reunirse en equipos y escoger un ambiente. Antes de pasar a la explicación del contenido de la actividad, Morelos utilizó ciertos ejemplos de artistas sonoros. para abordar el ejercicio. Se vieron y escucharon piezas donde se utilizaba la distorsión y el ruido como forma de experimentación, otras piezas donde se relocalizaba un sonido que consistía en la artista portando una mochila con bocinas de autos interviniendo el flujo vehicular caminando en el tráfico y contestando las múltiples mentadas de madre con las bocinas de su mochila. La reacción de los chavos fue favorable con este ejemplo, la ironía y el humor de la pieza generaron a mi punto de vista cierta simpatía con el ejercicio.






Nuestra meta es situarnos en medio de toda la crisis adolescente, dando apoyo para fortalecer la parte indisciplinada, la que obedece a sus propios intereses, canalizándola para que tenga una forma de decirse, que pueda ser escuchada y no sea solo protesta y ruido. Es una tarea difícil porque se requiere un poco de que ellos deban obedecer y otro poco de que quieran obedecer algunas indicaciones sin precisamente clausurar su parte rebelde.  Entender hacia dónde miran nos ayuda a saber por qué les cuesta mirar hacia donde estamos.

El ejercicio consistía en ubicar ciertos lugares dentro de la escuela que pudieran ser intervenidos para lograr mejoras; buscar lo que en su experiencia determinaran que no funcionaba. Un grupo de chicas intervino el baño. Determinaron que el problema con este era que las puertas de cada retrete no proporcionaban la suficiente intimidad para hacer sus necesidades; al quedar cerradas, dejaban una gran rendija por la cuál se podían ver a las personas sentadas. Otro problema era que muchas puertas de los retretes no tenían seguro y podían abrirse sin previo aviso. Otro grupo encontró que a la hora de jugar fútbol y anotar gol, el balón se escapaba mucho y era un problema ir a buscarlo ya que las canchas son demasiado grandes. Otro equipo buscó un lugar donde las parejitas de novios se van a “cachondear” y encontró que el espacio no era cómodo. El equipo de los baños diseñó un seguro hecho de palitos de paleta y cinta cristal y una especie de relleno hecho de periódico y maskin tape que solucionaba el problema de la intimidad. El equipo del balón, utilizó alambre, cordón e hilo para completar la red de una de las porterías y así evitar que los balones se escaparan mientras jugaban, el último equipo, utilizó cordón, palos de madera, botellas de plástico,  muchas rocas  y retazos de tela para acondicionar un espacio cómodo para los novios al cual se le puso de título “Apto para todo el público, exexto Jesús”. 
La otra mitad tenía que trabajar con la idea de intervención corporal. Un equipo diseñó un traje de combate, que incluía unos guantes y una careta; otro equipo diseñó una bolsa de mezclilla cuya función era camuflajearse bajo las chamarras y evitar robos.  Otro equipo diseñó una vestimenta orgánica cuya función era hacer conciencia social del uso y abuso de los recursos naturales integrándose a la naturaleza como camuflaje.
Los equipos en general trabajaron concentrados, el ejercicio promovió que los participantes tuvieran el deseo de mostrar a los demás compañeros su trabajo. La actividad fue libre, directa y esclarecedora de que el taller puede aportar algo de diversión al sábado. Nos ubicamos  en el sitio perfecto. A la una de la tarde todos tan puntuales se fueron, no sin antes ayudar a regresar todo a su sitio (excepto claro aquellas cosas que mejoraron precisamente los sitios).